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MUESTRA 1 - ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN Y CHUNKS (los zapatitos de niña pequeña: toddler)

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Con 2 añitos todos hemos tenido unos zapatitos que nuestros padres hacían pegar con todo: con vestido, con pijama, con tejanitos, con pantalón corto, con falda, con leotardos... Y eso se convertía en un amasijo de texturas y colores válido para cualquier ocasión. Nuestros padres nos las encajaban en el pie como podían, salíamos a la calle en nuestro cochecito y el conjunto parecía que más o menos se sostenía y quedaba bien en todos los contextos. O eso es lo que nuestros progenitores creían.

 

 

 

 

 

 

 

 


También, a veces, no lo hacían a propósito, eso de intentar conjugar el modelito con los zapatos, sino que simplemente, a causa de nuestro rápido crecimiento, algún calzado nos quedaba pequeño y nuestros padres tenían que pensar en otra combinación o buscar otros zapatos que nos fueran bien: eran decisiones estratégicas.

Pues algo parecido a lo de los zapatitos de cuando teníamos 2 añitos sucede con las estrategias de comunicación y los chunks o secuencias formulaicas. En cuanto a las primeras, el estudiante de la LE (aunque también puede suceder en la L1) se encuentra ante un problema comunicativo, es consciente de la laguna que tiene en su lenguaje (detecta que no tiene el elemento de la L2 disponible) e intenta solucionar el problema empleando una estrategia compensatoria que satisfaga su objetivo último: COMUNICARSE. A continuación, planteo algunos ejemplos que se me ocurren de mi propia producción en inglés y alemán. El de alemán me ha sucedido hoy, 23 de octubre, mientras hablábamos en la clase de Adquisición de la estrategia de creatividad morfológica iron - ironize.

 

Pero el caso es que, como he avanzado anteriormente, en la L1 también podemos recurrir a este tipo de estrategias cuando no nos sale la palabra que queremos decir. Me ha pasado en vocablos relativamente complicados como idiosincrático, pero también con unidades léxicas tan simples como leche o Papá Noel. Respecto a esta última, me ocurrió lo siguiente: estaba hace unos cinco años en Port Aventura, en la cola de la caída libre, y no me preguntéis por qué (porque tampoco lo recuerdo del todo) pero estaba en una situación comunicativa en la que necesitaba utilizar la palabra Papá Noel y no me salía el nombre. Lo que dije fue en catalán y me da un poco de vergüenza que salga a la luz pero bueno, ahí vamos. La reformulación que utilicé para solventar mi laguna léxica fue la siguiente (dentro de una pregunta y en catalán, pero lo expresaré en castellano):

 

                                   

En lo que atañe a los chunks (dos o más palabras que oímos una vez juntas, se nos queda la estructura grabada tal cual y la metemos en distintos contextos adecuados o no sin analizarlo; más adelante, cuando se avanza en la competencia de la L2, la persona es capaz de analizar esas secuencias y puede darse cuenta de nuevos usos o reparar en los errores de contexto, por ejemplo, que cometía), a veces parece que un aprendiz de la LE sepa más de lo que realmente sabe por el hecho de que suelta una media parrafada, una frase o una expresión y se queda satisfecho con ello, a pesar de que sepamos que no tiene nivel para decirlo o no entiende el significado composicional de sus palabras). Y eso me recuerda a un ejemplo mío de cuando fui de intercambio a Alemania en 3.º de la ESO:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y como ese ejemplo mío de Alemania, muchos estudiantes y hablantes no nativos emplean el lenguaje formulaico cuando todavía no entienden el significado de las partes. Y ello tiene muchos beneficios para ellos, como por ejemplo el de reducir la ansiedad a la hora de comunicarse. Todavía me sé de memoria (la puedo recitar casi entera) una canción en alemán que me aprendí para el crédito de síntesis de 4.º de la ESO y que JAMÁS he analizado, esto es, hay palabras que seguramente las pronunciaré o diré mal porque me las aprendí como pude (aunque la diferencia es que ahora podría analizar la canción y entenderla). Si queréis escucharla aquí os dejo un botón con el enlace (es de rock, está bien):

 

1. Le he dicho a Marina que no sabía cómo se decía planchar en alemán y he pronunciado planchen para hacernos unas risas. Parece una tontería, pero he empleado una regla del alemán, (la mayoría de verbos en esa lengua acaban en -en) en la unidad léxica que he acuñado. Y como estos, muchos ejemplos más que sé que en algún momento han salido o de mi boca, de la de mis compañeros o de los aprendices de L2. A veces puede colar, ya que algunos verbos del alemán parecen inventados o te suenan a español cuando los dices pero realmente son así: integrieren es integrar, ruinieren es arruinar, etc.

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2. Al saber manejarme con más o menos competencia en 4 lenguas a veces me pasa que cuando no me sale una palabra en inglés o desconozco cómo es, digo el equivalente en español y me quedo más ancha que pancha. Ahora se ha convertido en una afición, eso de decir perlas como "Put the vajilla in the lavavajillas".

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Nosotros, infantes que justo unos meses antes habíamos aprendido a caminar y ya chapurreábamos palabras inteligibles, no éramos conscientes de los elementos que conformaban nuestra vestimenta ni tampoco podíamos quejarnos de las combinaciones. Sin embargo, más tarde, a partir de los 8-9 añitos (edad en la que empezábamos a entrar en la época pre rebelde) veíamos las fotos de cuando éramos toddlers y reparábamos en cada una de las piezas de nuestros atuendos. Ya no era un conjunto entero, eran piezas separadas que análizabamos para establecer hipótesis de qué les podría haber pasado por la cabeza a nuestros padres para escoger esos conjuntos.

Estábamos en la calle y un chico alemán del intercambio, Philipp, soltó un trabalenguas difícil en alemán. Como no entendí nada de nada y de las pocas cosas que mi profesor del instituto me había enseñado a decir era preguntar por la aclaración de información le respondí con la pregunta siguiente:

Kannst du das bitte wiederholen? ["¿Lo puedes repetir, por favor?"]

El chico se quedó un poco parado pero todos los alemanes se rieron. Me había aprendido esa estructura en conjunto, así que si en ese momento me hubieran preguntado si el verbo wiederholen es separable o no separable no hubiese sabido decir si sí o si no . Todavía no había tenido oportunidad (o no sabía) analizar la frase por sus componentes.

Sobre el ejemplo de la leche, este fue en una casa de un pueblo del norte de Cataluña en la que estaba pasando el puente de octubre. Empleé la paráfrasis "eso blanco que se bebe" porque no me salía la palabra leche. Triste pero cierto.

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