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PROCESO DE ELABORACIÓN DE RÚBRICAS (Huellas. Entrada 2 Evaluación)

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Cuando paseamos​ por un terreno arenoso, fangoso o —si somos desdichados— recién asfaltado, dejamos una marca a nuestro paso: las pisadas de nuestros zapatos o pies. A estas señales que dejamos en el suelo como "recuerdo" de nuestro paso les llamamos también huellas. Las huellas son evidencias del camino que hemos tomado, y la metáfora del camino también la podemos extrapolar al proceso didáctico, como se suele hacer en la denominada evaluación formativaLas evidencias, las manifestaciones, de que ha habido aprendizaje, de que se ha dejado huella en el camino para poder seguir caminando, son los indicadores de logro o indicadores de éxito. Dichos indicadores nos sirven para determinar si el producto discursivo que ha producido el discente tiene lo que se espera —evidencias de que se ha logrado lo esperado—, y lo que nos dice cómo se evaluará la tarea corresponde a los criterios de evaluación, que se encuentran en un nivel menos concreto que los indicadores. Arriba del todo encontraríamos los objetivos de aprendizaje: el faro que guía el proceso didáctico. El instrumento de evaluación por excelencia que recoge los indicadores de logro o los criterios se denomina RÚBRICA. He relacionado dicho instrumento con las huellas a raíz de una indicación que me leí en el artículo de Sanmartí (2010, p. 28): "rúbrica viene del vocablo inglés rubric que se traduce por 'huella' [/pisada]". Tomaré también la definición de rúbrica de la autora, que está en catalán pero que no voy a traducir porque me apetece aportar algo en mi otra lengua materna, que todavía no he usado en mi portafolio...

 

 

 

Las rúbricas, así pues, son un instrumento de evaluación valioso para el profesorado y el alumnado, pero no solo sirven para evaluar el producto final, sino también para guiar al estudiante en el proceso de composición de dicho producto. Los indicadores o criterios que en ella se especifican otorgan objetividad a la evaluación. Tal como las concibo yo en mi mente, creo que deberían crearse conjuntamente en el aula de manera que las dos figuras del 

menos, reduce la afectividad en el aula, por el hecho de que no estamos considerando las necesidades subjetivas, los intereses y las voces de los verdaderos protagonistas del proceso didáctico, ni les estamos dando la oportunidad de autorregular su aprendizaje con este instrumento en el momento de su elaboración.

Sea como fuere, en esta entrada no me pertoca hablar solo de si se deben llevar al aula o no. Para no irme por las ramas voy a seguir por el objetivo de esta aportación en el portafolio: reflexionar sobre el proceso de elaboración de una rúbrica, sobre los aspectos a tener en cuenta a la hora de elaborarla. En el párrafo anterior he mencionado o dejado entrever algunos de los aspectos que se deben incluir y/o considerar cuando vamos a crear una rúbrica: las necesidades objetivas y subjetivas de los discentes y la participación tanto del profesor como de los estudiantes. También, obviamente, debemos tener presente en todo momento el producto o elemento sobre el que estamos gestándola, o sea, la tarea, actividad, destreza o aspecto de la lengua que queremos evaluar. Para tener más ideas de los componentes que se necesitan/sobre los que se debe reflexionar para diseñar una rúbrica me he leído el material publicado por el Buck Institute for Education traducido al español por Eduteka, que tenemos disponible en el Aula Global de la asignatura en este enlace —es una "rúbrica para elaborar rúbricas" cuyo contenido resumo a continuación— y lo que hago es recoger el criterio de la columna de "ejemplar" y reformularlo tanto como crea conveniente para añadir más ideas a lo que se propone. También he tomado ideas de Gatica-Lara y Urbiarren-Berrueta (2012), cuyo artículo os puede resultar interesante porque facilita direcciones web para elaborar o modificar e-rúbricas:

 

 

 

 

 

 

 

 

Respecto de mi experiencia elaborando una rúbrica de evaluación de la EIO, cabe decir que ya venía un poco entrenada del grado de cómo hacer rúbricas, pero ahora ha sido la primera vez que he creado un baremo holístico y me he fijado en referencias de escalas concretas. Lo que me está costando más es sintetizar la información, ya que normalmente me desarrollo mejor con mucho texto. A partir de la retroalimentación que me han dado los compañeros y Rocío espero poder reducir más el contenido de mis criterios, y acabar de discriminar las informaciones en los cinco aspectos que he incluido: riqueza léxica, fluidez, interacción, corrección y coherencia + cohesión.  Lo que sí tengo claro es que la rúbrica perfecta no se elabora con dos vistazos, sino que debe pasar por un concienzudo proceso de reflexión y autoevaluación para poderse ir puliendo y concretando. 

 

Para finalizar, he encontrado una infografía que aúna las ventajas más importantes de utilizar rúbricas de evaluación, y opino que es clara y bonita. La fuente es una adaptación de la original de Martín (2015) recogida por Delgado, Ausín, Hortigüela y Abella (2016, p. 14):

"matriu que explicita, d’una banda, els criteris de realització i, de l’altra, els criteris de resultats corresponents als diferents nivells d’assoliment, concretats en indicadors relacionats específicament amb la tasca d’avaluació. L’alumnat la pot utilitzar per autoavaluar-se." (Sanmartí, 2010, p. 36). 

proceso didáctico consensuaran los indicadores de logro, ya que esta primera negociación conlleva una situación de evaluación inicial y ayuda a los alumnos a tomar conciencia de su propio proceso de aprendizaje, esto es, propicia la autorregulación y, por ende, el desarrollo de la autonomía del discente. Sin embargo, la realidad que nos vamos a encontrar muchas veces es que tendremos que elaborar nosotros mismos las rúbricas sin los alumnos , o ya nos vendrán dadas por la institución. Eso, en mi opinión, deshumaniza el proceso didáctico, o, al

DISEÑO

1) Tipo de rúbrica que se desea elaborar: podemos plantear una rúbrica holística —general— o analítica —evalúa los distintos aspectos implicados por separado, de modo que el grado de detalle es superior—. 

 

2) Selección y claridad en los criterios: los criterios son válidos —evalúan lo que pretenden evaluar—, apropiados a los estándares y objetivos educativos de la asignatura o clase de lengua, y también son claros y diferenciados. 

3) Distinción entre niveles (columnas): si estamos haciendo una rúbrica de la expresión e interacción orales, por ejemplo, debemos distinguir los distintos niveles por columnas o por filas siguiendo una progresión lógica y ordenada. 

4) Calidad de la redacción: la redacción debe ser comprensible para todos los destinatarios de la rúbrica —profesorado y estudiantado— y el lenguaje debe ser claro y específico para favorecer la negociación y el acuerdo en cuanto a las puntuaciones. 

5) Puntuación (criterio añadido por mí): normalmente se otorgan puntos a cada celda de la rúbrica de modo que el criterio/indicador más bajo reciba 0 puntos y el más alto pues 3, 4, 5...  aunque también se pueden poner letras —A B C D E, etc.—  o adjetivos como excelente, notable, aceptable, insuficiente, etc. Si clicáis en los botones siguientes podréis acceder a unas rúbricas que cree yo en una asignatura del último año del grado, y que se organizan con letras y adjetivos:

 

 

6) Pasos en la elaboración (propuestos por Gatica-Lara y Uribarren-Berrueta, 2015, p. 64):  plantearse los objetivos de aprendizaje (1); identificar los aspectos que se pretenden evaluar (2); definir descriptores, escalas de calificación y criterios (3); fijar el peso de cada criterio/indicador (4); y revisar la rúbrica diseñada pensando en el impacto pedagógico que tendrá (5). 

USO

7) Participación de los estudiantes en el desarrollo de la rúbrica: ya lo he comentado anteriormente, pero reitero que si sus usuarios potenciales son los alumnos me resulta muy incongruente e inapropiado que no se les incluya en el diseño, y mucho menos extraño me parecería que no les sirviera para autoevaluarse o coevaluarse. Con la participación de los estudiantes en su diseño los estamos implicando, estamos considerando este instrumento, en consonancia con Merino (2011, p. 71) citado por Delgado, Ausín, Hortigüela y Abella (2016, p. 13), como parte integral del proceso de aprendizaje.

8) Uso de la rúbrica para comunicar las expectativas y guiar a los estudiantes: básicamente, la rúbrica es como un GPS del que los alumnos se valen para orientarse en la elaboración y la realización de la tarea, y también sirve para evaluar el aprendizaje del discente y dar feedback constructivo. He comentado en el punto anterior que se puede utilizar como herramienta de autoevaluación, coevaluación o también como herramienta de corrección por parte del profesor.

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EL FEEDBACK EN EL PROCESO DIDÁCTICO (Huellas. Entrada extra 

Evaluación)

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Si las rúbricas son el instrumento por excelencia de la evaluación formativa, el ingrediente principal de este tipo de evaluación es el feedback. Feedback nutricio, feedback balsámico, feedback constructivo, feedback afectivo, retroalimentación... Me acuerdo que en la asignatura de Currículum y evaluación de lenguas me anoté todas las distintas formas con las que la profesora se refería a este concepto. Todas ellas me remiten a la idea de nutriente, de una sustancia que los seres vivos necesitamos tomar del ambiente y de los alimentos que ingerimos para que nuestras células puedan funcionar. En la evaluación lo entiendo como información que recabamos del entorno —tanto de nosotros mismos como de nuestros compañeros o del docente— para poder mejorar en nuestro camino didáctico  y tomar conciencia del propio proceso de aprendizaje. El feedback recoge información, evidencias, del proceso de aprendizaje de nuestros alumnos; vuelve la vista hacia las huellas que hemos dejado atrás, hacia el producto discursivo que hemos elaborado o que estamos elaborando —de ahí entiendo que se llame retroalimentación—. El siguiente fragmento lo he extraído de una lectura de Atienza (s.f.)

Al contrario que Anna Méndez (2019), profesora de International House, yo no he pasado de un estado de prejuicios en torno al feedback a uno que ha desarrollado una actitud muy positiva alrededor de este ingrediente imprescindible en la evaluación que entiende la implicación de los alumnos en él. Yo pasé de no saber lo que era a amarlo desde el primer día quizá porque todo lo que he aprendido de evaluación en el grado estaba destinado a desmontar mitos anteriores y a ver la evaluación como la parte central del proceso didáctico, a entender la retroalimentación como la clave de la mejora—. La entrada de Anna en el blog de formacionele.com me ha inspirado para escribir esta entrada extra, que, como se puede desprender de su denominación es voluntaria, libre, por lo que no me estoy fijando ninguna extensión máxima ni esquema organizativo; dejaré que mis ideas vayan tomando voz libremente y pararé cuando así lo crea oportuno. 

Esta representación que he creado intenta reflejar la relación entre el proceso didáctico y la retroalimentación: al inicio del curso vamos dejando huellas, evidencias de nuestro aprendizaje sobre las que vamos reflexionando y recabando datos, y estos datos, este feedback que recibimos nos ayuda a seguir caminando y a despegar para tomar un rumbo que nos lleve a la mejora en nuestro proceso de aprendizaje.  Cuando tuve que reflexionar en el DRV (diario reflexivo visual) de la asignatura de Currículum establecí una relación entre mi experiencia esquiando y el papel crucial que desempeña el feedback en la evaluación, y lo que pretendo hacer a continuación a través de esta nota de voz es resumir la reflexión que hice ese día en el Moodle. En un segundo audio mi objetivo es reflexionar sobre una experiencia dando y recibiendo feedback en el curso de ELE de International House, así como acabar de perfilar mis impresiones sobre esta fuente de información tan valiosa y enriquecedora. 

"la evaluación para aprender, propia de una pedagogía del proceso, interesada sobre todo en retroalimentar, valorar y guiar durante el proceso para conseguir un resultado mejor"

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Esquiando con "feedback" - Clàudia Tarragó
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Feedback en la formación de ELE - Clàudia Tarragó
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