¿Cómo entendemos la enseñanza?

 

La gramática está siempre al servicio de la comunicación. Enseñamos el idioma de forma inductiva, mediante ejemplos de uso de la lengua inmersos en contextos comunicativos significativos para nuestros alumnos. Los estudiantes hacen inferencias sobre las reglas gramaticales, extraen generalizaciones y verifican sus hipótesis sobre el funcionamiento de la lengua a partir de estos contextos comunicativos, y también cuando producen, cuando aprenden haciendo (learning by doing). ¿Y qué cabida tiene el docente en todo esto? El profesor es el promotor del proceso de aprendizaje. Conocedor del sistema lingüístico (saber), del metodológico (saber enseñar-saber hacer) y del actitudinal (saber ser y tener pasión y vocación por enseñar y motivar a los alumnos). Además, conoce a fondo el contexto de enseñanza-aprendizaje; sabe identificar cuando la clase necesita un cambio de dinámica; planifica sus clases y ejecuta el programa pensado pero también está preparado para introducir cambios imprevistos en la planificación en aras de la motivación y estado anímico del alumnado; fomenta una actitud de interés y curiosidad hacia la LE, así como la participación, interacción y construcción colaborativa. Y, por último, pero no menos importante, el docente es el facilitador de las herramientas necesarias, del andamiaje, input y estrategias de aprendizaje que los alumnos necesitan para desarrollar las tareas, así como para cultivar su autonomía; y también actúa como fuente de ayuda, de recursos o de información cuando proceda.