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La evaluación consensuada: objetivos, criterios e indicadores

La evaluación es entendida como un acto de comunicación entre las partes implicadas con el que se busca ante todo mejorar el proceso de lo que está siendo objeto de evaluación y, en consecuencia, el producto resultante del mismo” (cfr. Weiss 1991).

El objetivo de aprendizaje dentro del nivel B2 (usuario independiente avanzado) que se ha extraído del apartado “Conversación informal con amigos, dentro de “Actividades de interacción oral” del MCER y del que saldrán los dos objetivos comunicativos competenciales de los que derivan las tareas finales es el siguiente:

El estudiante es capaz de expresar sus ideas y opiniones con precisión, presenta líneas argumentales complejas convincentemente y responde a ellas.

Ahora se desmenuza este objetivo grande para la obtención de los dos objetivos comunicativos competenciales del que nacen las dos tareas de evaluación competenciales:

El estudiante es capaz de expresar sus ideas y opiniones con precisión, presenta líneas argumentales complejas convincentemente y responde a ellas.

A partir de los tres objetivos competenciales que corresponden a las tareas finales 1, 2A y 2B, se hace una evaluación diagnóstica o evaluación inicial en la que con la participación e implicación de los 18 estudiantes se identifican los géneros discursivos que se generarán, así como las características de estos que son relevantes y que hay que tener en cuenta durante las evaluaciones del proceso de composición, del proceso de aprendizaje y de los tres productos finales.

 

Precisamente, cuando se hace esta lluvia de ideas y de investigación sobre las características de los textos argumentativos orales y escritos, se están modalizando y explicitando ya los criterios de evaluación, y, simultáneamente, la motivación intrínseca de los alumnos se ve incrementada significativamente. Además, el alumno, por el hecho de que se implica en esta evaluación inicial de negociación se autorregula e interioriza lo que se le está pidiendo que haga (tarea final), cómo se le evaluará lo que haga (criterios de evaluación), y cómo sabrá que tiene lo que se espera (indicadores de logro). Los criterios de evaluación se conciben como el GPS que nos ayuda a llegar al destino, al objetivo, y, por ende, al producto final. Son la manifestación satisfactoria de cada objetivo, y, los indicadores de logro, la manera concreta en que se manifiestan los criterios. De todos modos, si bien es verdad que dichos criterios necesitan ser seleccionados siempre desde el consenso, el profesor los ayudará a jerarquizar (porque no se puede evaluar todo y deben escogerse los más significativos) y dará siempre un primer ejemplo de criterio de evaluación que él habrá pensado con anterioridad como punto de partida a la discusión inicial.

A continuación, se presenta la tabla con los tres objetivos competenciales que pertenecen a las tareas finales del primer trimestre (1, 2A y 2B), así como los criterios de evaluación y los indicadores de logro negociados en clase:

© 2018 Àlex Aleman Muñoz y Clàudia Tarragó Pascual

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